jueves, 10 de enero de 2013

Whatsapp

Vuelvo del silencio (he estado liadete), para autocomplacerme con un texto que he escrito hoy en el móvil. 

Una pequeña promesa a COPAVA, otra pequeña a FEAD, así cada uno barre para su casa y enseguida se desmoviliza. Su victoria consiste en hacernos creer a cada uno que somos especiales usando las mismas palabras de manual, hacernos creer que somos únicos, que es lo mismo que hacernos saber que estamos solos. La nuestra, si de algo han servido las movilizaciones, es saber que no lo estamos y que nunca volveremos a estarlo. Somos un sector pequeñito acostumbrado a no molestar, y acostumbrado a que no nos molesten. Ahora nos toca devolver el golpe, y no sabemos, porque no somos héroes, no somos los mineros que nos gustaría ser porque no tenemos tradición de lucha, porque solo sabemos manejarnos con abrazos, pero si sabemos que a veces sólo no se puede y ahora estamos empezando muy poco a poco a darnos cuenta de que tenemos gente alrededor. A lo mejor es demasiado tarde para demasiadas cosas, pero estamos acostumbrados a manejarnos con personas que son puro corazón y tal vez nos cueste, simplemente, concebir la maldad que no derive de la inocencia. A lo mejor estamos acostumbrados al "ya se le pasará", que es "ya se arreglará sólo" y hemos tenido con la gente de fuera la misma paciencia que tenemos con los nuestros. Y ahora nos han quitado la paciencia de una bofetada y no sabemos que hacer, porque nunca nos había pasado, y estamos mirando alrededor con cara de idiotas sin saber bien que hacer, pero si nos fijamos, estamos rodeados de gente con cara de idiota mirando alrededor, con la marca de una bofetada en su paciencia. A lo mejor es momento de sentarse tranquilamente, ahora que todo apremia, con esos otros y preguntar al aire "¿qué diantre hacemos?". Tal vez hace un tiempo solo sonaría el silencio, pero seguro que ahora hay mil respuestas.


viernes, 13 de julio de 2012

Otro manifiesto

He estado ocupadete últimamente en procastinar por encima de mis posibilidades, pero dado que hoy tenemos ésto:

Y se supone que soy yo al que le gusta escribir... Me he encargado de hacer el manifiesto que se leerá en algún momento.

Como no hay nada que me guste más, aparte de procastinar, que darme autobombo, aquí va.


Compañeros, compañeras, ciudadanos, ciudadanas. Os preguntaréis qué es esto, qué hacemos aquí, una tarde de verano, en vez de unos metros más allá disfrutando de algo que nos arranque el calor. 
La situación es terriblemente sencilla: La Generalitat Valenciana nos debe dinero. Mucho. Hasta ayer mismo no sabíamos que, al menos este mes, cobramos. Pero a partir del que viene ya es otra historia, ya no sabemos cuando volveremos a cobrar. Y queremos cobrar por nuestro trabajo, plantearnos un futuro, tener una cierta seguridad, si esto es posible en estos tiempos aciagos.
Pero no es solo eso, por supuesto. Tenemos personas a nuestro cargo, personas a quienes ayudamos a comer, a asearse, a todo. Incluso algunas no nos tienen más que a nosotros... Y eso significa que si no llega el dinero que falta el servicio se va a ver resentido. No porque la gente que haya aquí se arrede, aquí donde los veis, 133 personas se han pasado cuatro meses sin cobrar, y absolutamente nadie se ha pedido un solo día libre, no ha habido una sola baja. No es una gran heroicidad, es algo muy de estar por casa, pero es lo suficientemente dignificante para mececer que nos escuchen. Somos personas que cuidan de personas que, aparte de nuestros cuidados, necesitan muchas otras cosas. Necesitan no solo comer, o ducharse, o ir bien afeitados. Necesitan salir, relajarse, ocupar su tiempo. Necesitan lo que cualquier persona necesita y, como todos en esta vida, necesitan dinero para ello, para mantener una calidad y dignidad de vida que dignifique también a la sociedad de la que forman parte, que no se sientan rechazados, almacenados o escondidos, que sean tan parte de este mundo como cualquiera puede serlo, con todo lo malo y todo lo bueno. 
Pero para eso, como hemos dicho, también se necesita dinero. Y no dinero para este mes, ni para el que viene. Necesitan programas a largo plazo, con objetivos, con programas con fines concretos. Fines que precisan de medios. Se ha avanzado mucho, es cierto, muchísimo, pero ya no para mantener el ritmo de avance, únicamente para mantener lo comseguido con años de duro trabajo necesitamos, otra vez, medios. Medios estables que permitan planificación a largo plazo, no este cuentagotas que hace que sea implanteable pensar en el mes siguiente. Medios estables que nos hagan saber que somos una realidad para el Gobierno, y no un gasto molesto al que se atiende casi por caridad cuando hay algo de dinero. No queremos ningún privilegio, solo queremos ser, a ojos de Generalitat, tan importantes y prioritarios como cualquier otro, aunque no aportemos a esta sociedad más que hacerla más tolerante, libre y diversa.


Y la cancioncita de turno...


jueves, 3 de mayo de 2012

Todo necio confunde valor y precio

MANIFIESTO LEÍDO EN LA CONCENTRACIÓN DEL 27 DE ABRIL EN ALICANTE CONTRA LOS IMPAGOS DE CONSELLERÍA A SERVICIOS SOCIALES.

Lo sabemos. Sabemos que tenemos el cielo ganado, que somos excelentes personas, que no todo el mundo vale para hacer estas cosas, que nuestro trabajo no tiene precio. Cierto, pero no es lo único nuestro que no tiene precio. Tenemos una cosa que se llama dignidad, una cosa que nos permite ir con la cabeza alta y dormir por las noches. Ya sabemos que para quienes hay ahí dentro es un concepto difícil de entender y nuestra única manera de explicárselo es estando aquí, sin ocultarnos, sin miedo. Porque no somos como quienes están detrás de estas puertas, torpes cobardes que con mentiras se escabullen. Porque no somos como quienes dicen que representan a nuestras empresas, serviles que esperan las últimas migajas. Cada día, cada noche, cambiamos pañales, damos de comer a quien no puede, a comunicarse a quien no sabe, a caminar a quien no lo hace. Y cada día sabemos que hemos hecho algo útil. Como estar aquí, aunque ahí dentro no piensen lo mismo. Ahí dentro consideran que hacer lo correcto es inútil, cuando de inútiles es habernos llevado al borde de la quiebra, haber traicionado la confianza de su pueblo. Estamos haciendo lo correcto. Eso siempre, siempre es útil, aunque no lo comprendan. Estamos aquí y hemos ganado. Ganamos en el momento en que vimos que desde aquí dentro nos habían abandonado, que la gente que se debería preocupar por nuestra subsistencia, que para ello firmamos un contrato, miraba hacia otra parte y, entonces, perdimos el miedo y vimos que más allá de nuestros ojos había gente abandonada por la misma gente desalmada y nos fuimos juntando y nos llamamos: Compañero. Compañera. Justo, en ese preciso instante, ganamos.Y en este momento todo es útil, por que es el final de un camino de desamparo, porque sabemos que esas otras personas en nuestra misma situación están aquí, a nuestro lado. Ganamos porque todo empieza hoy. Y aquí estamos, porque valemos y lo sabemos, porque somos útiles y por eso tenemos el pecho henchido de orgullo pidiendo no caridad, si no la justicia de lo que es nuestro. Aquí estamos porque somos personas sencillas, buenas y decentes que quieren llevar una vida sencilla, buena y decente. No pedimos más que lo que nos pertenece. No es culpa nuestra lo que haya pasado aquí dentro, la manifiesta incapacidad para volver a casa con la conciencia tranquila del trabajo bien hecho. No es culpa nuestra que vuestro trabajo cotidiano, de tan alto precio, carezca de valor. Únicamente pretendemos que el nuestro, que tiene un valor muy alto, tenga también un precio.

martes, 24 de abril de 2012

Por cierto...


El enemigo


Me plagio a mi mísmo, cosa que me encanta. Otra vez desde el blog de mi sección sindical de la empresa donde trabajo.




                   A vueltas, como no, con la situación que nos atañe y que, claro, nos quita el sueño. Desde el principio, quisimos delimitar quién era el enemigo, pues en estos tiempos de "van a por todo" y "no han dejado nada" es demasiado fácil que la pelota esté por casualidad en el tejado de enfrente. Así que... ¿Contra quién nos las estamos viendo?¿Quién es nuestro interlocutor válido? Como dicen los sabios, lo importante no es saber, si no tener el teléfono de quien sabe. Preguntamos a la famosa nube que todo lo sabe, pero también a personas de carne y hueso. La respuesta estaba clara, Generalitat. Más específicamente, Bienestar Social. Nada que ver con el Estado Español, del que asimismo habría que hablar... pero no es este el momento. Así que a ella dirigimos nuestra justa ira obrera.
Pero hay alguien entre medias... Al vivir donde vivimos, donde ciertos servicios que deberían ser públicos son un sumidero de dinero de la ciudadanía a manos de unos cuantos, los lugares donde trabajamos, aun con nombre y funcionamiento de asociaciones son en última instancia empresas. O tal vez sea al revés. Así que tenemos una patronal. Que también sufre los impagos, por supuesto, y los retrasos del dinero prometido les obliga a embarcarse en carísimos préstamos a devolver cuando llegue el concierto o subvención... una manera como cualquier otra de pasar dinero público al privado, única cosa en que el gobierno autonómico destaca. Aunque dada su composición, ya es un logro que hagan una cosa bien.
Pues eso. Que nuestra patronal tampoco cobra, por lo que los intereses por los préstamos a cuenta se disparan y las entidades viven en un proceso de estrangulamiento continuo. Así que en un principio, nuestra lucha es también su lucha.
Lo que me gustaría saber es como lucha la patronal.
Es decir, uno piensa en patronal y piensa en tipos gordos con sombrero de copa y gafas oscuras que encienden puros con billetes de 100 dólares, o algo parecido. No se los imagina en una manifestación, o encadenados a la puerta de la empresa o acampados en una plaza, como está de moda ahora. De hecho, la patronal no lucha... Se defiende con uñas y dientes de nuestras malvadas ansias obreras de una vida mejor y más justa.
Pero albergábamos la esperanza de que en casos como este, de un enemigo común, de una necesidad común, por no usar lenguaje agresivo, nos tendiésemos la mano y, cada uno a su modo, hiciera lo que buenamente pudiera para salir del embrollo. Aunque claro, también creemos que "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros." (más información aquí)
Por nuestra parte, francamente, lo tenemos fácil. Al fin y al cabo, nos gusta pasear nuestras banderas, gritar y luego acabar de cañas en alguna terracita. Ya se sabe, lo que conlleva pertenecer a banda organizada. Y sin cobrar el día.
Pero por la suya... ¿Qué hacen? Ya no es que nos afecte o no. Es curiosidad. Preguntamos. Pues... mandaron una carta. No se yo si el gobierno está autorizado a negociar con gente que manda cartas, porque una vez cedes, ya todo el mundo empezará a hacerlo y será el fin de la civilización tal y como la conocemos. Y un comunicado de prensa que no apareció en ningún sitio. En ninguno. Vale que la prensa escrita tiene cosas más importantes de las que hablar, pero en la época digital cualquier periodicucho no tiene reparos en poner un pequeño enlace, o al menos un comentario. Pero nada. Cero patatero, que diría el gran... . No encontramos nada. Al menos, lo enviaron a las distintas asociaciones diciendo que lo habían enviado a la prensa.
Ahondando en la era digital, quien quiera, ahora, puede tener una web. O un blog o lo que sea. Si nadie te hace caso y crees que tienes un mensaje que dar, en tres minutos tienes el lugar donde decirlo. Ahora el que no hace oír su mensaje, o lo intenta, es porque no quiere.
Miramos en la página. Esta página. Nada, ni una mención, ni una queja. La última noticia, de hace cuatro meses, la anterior, de hace dos años. Cabe la posibilidad de que no actualicen muy a menudo, es cierto, pero... Ante una situación grave... La gente reacciona, respira, se mueve en cualquier dirección. Y si has hecho una cosa, por pequeña que sea, la magnificas hasta que parezca una epopeya.

Pero nada, ni una sola mención, y van ya cuatro meses de retraso sobre lo estipulado. A base de préstamos y ahorros, han ido tirando, pero ahora no tienen nada, o casi nada, que no es lo mismo, pero es igual, y sin embargo... Siguen callados. Dicen que hacen presión. Supongo que en Consellería estarán aterrorizados porque la gente a quien no pagan se mantiene callada.Tiene que ser insoportable.
Ahora es cuando sacamos las frases osoamoroseras, buenrollistas y autoayudativas o las máximas dogmáticas con las que estamos ideologizados algunos. Aquellas de "la indiferencia te hace cómplice", o "el mal prevalece cuando las personas buenas no hacen nada".
Con su silencio sumiso, nos están dejando en desamparo a quienes vivimos de esto. Ahora sabemos quién es el enemigo, es cierto, pero también quién lo apoya mirando hacia otro lado.
Ahora, si no fuésemos lo que somos, estaríamos solos, nos sentiríamos perdidos. Pero somos lo que somos, somos algo que ellos nunca serán, y tenemos algo que ellos nunca tendrán. Somos trabajadores y trabajadoras y, aparte de a nosotros mismos, nos tenemos los unos a los otros,

martes, 17 de abril de 2012

Los trabajadores y trabajadoras de ASPRODIS apoyan la movilización el 27 de Abril.

En la asamblea que se ha realizado hoy, con una asistencia masiva, quienes formamos el comité de empresa en que está nuestra sección sindical, formado asimismo por representantes de Comisiones Obreras, hemos informado sobre la precaria, si no dramática, situación en que nos hallamos, explicando que para Generalitat somos uno de sus gastos menos prioritarios.
Tras un debate en el que se han barajado diversas proposiciones adicionales, se ha decidido mayoritariamente acudir a la concentración que se realizará el próximo 27 de abril en Alicante, como primer paso de una serie de acciones que irán subiendo de tono
mientras la Generalitat nos considere un gasto molesto.

martes, 3 de abril de 2012

Guillermo Tell




¿Te acuerdas?

La vida la marcaba el pito de la fábrica. Los trabajadores entraban, o salían, juntos, eran compañeros. No trabajaban juntos. Eran compañeros. ¿Te acuerdas?

Había reuniones multitudinarias, planes, estaban todos, estaban unidos, había un futuro por el que pelear, un mundo que conquistar.  ¿Te acuerdas? Había una cosa que se llamaba esperanza.  ¿Cuándo fue la última vez que oíste esa palabra?

Siempre había alguien ayudando a alguien, pese a  uno mismo, la solidaridad era algo cotidiano. ¿Cuándo fue la última vez que fuimos solidarios?

Luego vinieron las traiciones y los principios de compra y venta, las derrotas y el desengaño cotidiano. El sálvese quién pueda. El sé tú mismo, el desconfía, siempre desconfía. El piensa en ti, que nadie, nunca.

De eso sí te acuerdas, estoy seguro. Lo hemos oído mil veces y repetimos la lección como insensatos. Nos han contado la derrota, y les hemos creído, los hemos visto rotos siguiendo con sus vidas, pero sabemos quiénes fueron, sabemos que hicieron y sabemos que detrás de esa sonrisa cotidiana hay un soñador que intentaba forjarnos un futuro. Que intentaban forjar el futuro. Detrás de ese hastío hay un guerrero orgulloso. Derrotado, sí, pero guerrero y con el corazón sabiendo que ha peleado. Héroes caídos en el olvido, pero héroes.

¿Cuándo fue la última vez que tuvimos un compañero? Uno de verdad, no alguien que trabaja en el mismo sitio, un desconocido que vive otra vida. Un compañero que al mirarlo nos vemos a nosotros mismos, no a ese otro tan terriblemente ajeno.

¿Cuándo fue la última vez que tuvimos esperanza? No esa esperanza cotidiana de amanecer otro día, como estamos, un poquito mejor, no mucho más aunque nos engañemos. Esperanza, la gran esperanza de que el futuro sea un gran futuro en el que quepamos todos, en que caminemos juntos.

¿Cuándo fue la última vez que fuimos solidarios? No caritativos, dando lo que realmente nos sobra. Cuando renunciamos a parte de nosotros mismos para contribuir a algo, para ayudar a muchos, aunque fuesen desconocidos, porque todos aquellos otros éramos también nosotros mismos.

Y ahora aquí estamos, solos, porque nos dijeron que el otro es el enemigo, que pretende asaltar en castillo de nuestra única e indivisible individualidad y navegamos como islas inconexas en este oceáno, rotos los hilos que nos unían pero ciegos a las cadenas que nos atan. Solos. Escuchando historias de viejos héroes olvidados y creyendo únicamente en la derrota y en agarrarse al mejor madero cuando se hunde el barco.
Solos, sin compañeros, sin esperanza, insolidarios.

Pero hubo un tiempo de héroes que no se tenían más que a ellos mismos, orgullosos de ser quien eran, y por ello, serán siempre más ricos de lo que nunca seremos nosotros.

Pero de todo se aprende, y de todo queda, y donde hubo sueños siempre quedan brasas, y porque podrán destrozarte los ideales pero no doblegarte las ideas, porque alzaron cuando llegó el momento el puño y la cabeza, no se apagó la antorcha, se ha recogido, y en este momento aciago, cuando la desesperanza acecha, cuando nada sirve para nada, cuando no se puede cambiar nada y todo será siempre lo mismo, ese espíritu que no se rinde, del que no se habla, pero se recuerda, ha vuelto, si es que se fue alguna vez del todo, para recordarnos que las cosas no se arreglan solas, que tenemos nuestros anhelos, nuestros nuevos viejos sueños para una nueva vieja época,      que digan lo que digan nos tenemos,  que no se puede es una gran mentira, que se puede, vaya si se puede, y lo sabemos.